Una noche estaba contándole un cuento a mis hijos.
Un cuento inventado y lleno de cosas absurdas e imposibles. Como les gusta a ellos.
(Incluyendo una mascota cuyo nombre es la única palabra turca que he logrado aprender después de meses doblando series turcas, jajajajaja. Y eso que se me dan bien los idiomas.
Evet. Es la palabra. Que significa: claro, sí, así es.)
(Actualización: ahora sé tres palabras, jajaja –> hosgeldin, evet, yok. Luego te digo qué significan las otras dos).
Bueno.
Pues después de que a los personajes de mi cuento les pasaran mil y una cosas disparatadas e imposibles, en un momento dije: y pasó X.
(No recuerdo qué era, una cosa imposible más).
Y mi hijo pequeño, que había aceptado cada imposibilidad anterior entusiasmado, me salta: