>>Escucha el podcast aquí –>Cómo ser un buen jefe sin tiranizar a nadie
Muchas de mis lectoras y alguna de mis clientes me han preguntado cómo pueden ser buenas jefas o supervisoras sin parecer un ogro. Es un pregunta interesante, primero por esa idea que tenemos de que si eres jefe tienes que ser un tirano, algo que por supuesto te genera mucha incomodad y que quieres evitar a toda costa; con lo cual tiendes hacia el otro extremo, ser blanda e intentar ser amiga de tus empleados, con no muy buenos resultados.
En mi trayectoria profesional he tenido varios supervisores, cada uno con sus características y algunos muy buenos. Esto es lo que los hacía buenos jefes según mi experiencia:
–No confundían la autoridad con el autoritarismo. Eran firmes, exigentes, te decían lo que hacer y para cuando, pero sin órdenes ni descalificaciones de ningún tipo. Al contrario, amablemente y con una sonrisa en la boca. Eso no quita que no tuvieran sus malos días, como todos, o que no se enfadaran de vez en cuando; pero SIEMPRE con respeto y sin faltar.
–Eran muy motivadores, siempre animándote, creyendo en ti, dándote ese voto de confianza, ese “tú puedes” que te hace llegar muy lejos. Recuerdo claramente la primera vez que tuve que cargar un gel de agarosa (perdonad la jerga científica) con muestras importantes, estaba temblando de tal manera que pensaba que destrozaría el gel entero y no quería estropearle el experimento a la persona que me supervisaba. Cualquiera habría dicho «Trae ya lo hago yo», pero él me dijo “¿Por qué lo vas a estropear? Lo vas a hacer muy bien, no te preocupes” y me dejó continuar (por si os pica la curiosidad lo hice bien; no muuy bien, pero no estropee nada ; ) Eso me dio tal confianza que le perdí el miedo a todo tipo de geles (incluídos los de poliacrilamida) y además, las veces que he tenido que enseñar a un estudiante novato cómo hacerlo he procurado seguir su ejemplo.
–Querían lo mejor para mi. El que yo considero que ha sido el mejor supervisor científico me dijo “lo que yo quiero es que llegues donde yo estoy o más lejos, y te voy a ayudar en todo lo que pueda”. Imagínate el apoyo que sientes, no hay competencia absurda, no hay aquí mando yo y tu no vas a llegar tan alto en tu vida porque eres un inútil miserable.
–Sabían escuchar. No se obcecaban con su forma de ver las cosas ni se cerraban a aprender. Escuchaban con atención ideas y sugerencias y hacían las críticas constructivas que hicieran falta o te aplaudían la iniciativa.
–Me daban libertad. Personalmente no hay nada que me agobie más que tener a alguien encima continuamente, por eso apreciaba muchísimo que me dieran libertad y me dejaran un poco a mi aire. El poder hacer las cosas cuándo y cómo quisiera siempre y cuando lo hiciera. Por supuesto eso tiene sus desventajas, estás tan involucrada en tu proyecto que trabajas fines de semana y todo lo que haga falta.
Si estás en una situación con gente a tu cargo, quizá mi experiencia te pueda servir para saber cómo tratar a tu equipo. Pero una cosa está clara, no es fácil y te van a criticar siempre. Si ya te critican sin tener gente a tu cargo, imagínate cuando asciendes. Es ley de vida y hay que aceptarlo. En mi opinión, lo que importa es que al final del día o de tu carrera sientas que lo has hecho lo mejor que has podido, que has sido íntegra, respetuosa, amable y que les ha ayudado en todo lo que has podido. Luego entra en juego el tema de las distintas personalidades, las relaciones entre ellos y la manera de motivarlos para que hagan un buen trabajo. Cada persona es un mundo y tiene distintos motivantes (dinero, estatus, responsabilidad), pero eso ya es harina de otro costal…
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Excelentes pautas de comportamiento para quien tiene gente a su cargo.
Yo añadiría también, el no perfeccionismo. Me explico, ser perfeccionista es un mal hábito (que no una cualidad) castrante y que no sirve a su fin, que es, hacer las cosas lo mejor posible.
Encuentro que los mejores «jefes» o líderes son aquellos que ayudan a progresar, reconociendo lo que está bien hecho y animando a hacerlo mejor al día siguiente.
Un saludo!
laura
Totalmente de acuerdo, Laura, el perfeccionismo es un lastre para ti y para tu equipo!
Hola Aida,
He leido con atencion tu articulo «como ser un jefe y no tiranizar a nadie» y tengo que decirte que has dado en el clavo en todos los puntos. Estoy totalmente de acuerdo y en base a mi experiencia con los supervisores que he tenido, los que mas me han motivado han sido aquellos que me han dado «enseñado a pescar y no me han dado el pescado», aun sabiendo que a veces, hubiera sido mas comodo para ellos!.
Por supuesto que cada personalidad es un mundo, por eso otro signo de buen jefe para mi es quien demuestra la capacidad de dejar a un lado las discrepancias personales y sabe ver mas alla, sacando el maximo partido a lo que tu puedes ofrecer.
Gracias de nuevo, Aida, por ofrecernos esta reflexion.
Un saludo y enhorabuena por tu excelente trabajo.
Laura
Muchas gracias Laura, estoy totalmente de acuerdo en lo de ser capaz de dejar a un lado las discrepancias personales, por muy difícil que pueda ser!
Un abrazo y gracias por leerme.
Muy buen aporte. Para ser jefe no es necesario ser un tirano, todo lo contrario. Adquirir la confianza y el respeto por parte de los empleados es lo que mejores resultados le da a un dirigente.
Gracias Manuel : )
Lo siento pero discrepó absolumente con tus consejos. Es lo políticamente correcto pero nada práctico en la realidad. No todos los compañeros quieren hacer su trabajo bien, ni cumplir su horario y mucho menos implicarse en el proyecto. Lo siento pero en sector (ingenieria) tus consejos no son válidos, hay más gente con ganas de tener un cargo que de ingeniar algo productivo.
Todas las opiniones son bienvenidas, Susana. Yo comparto lo que para mi fueron características de los mejores jefes que he tenido. No todos son así, ni todos son buenos jefes y también hay que tener en cuenta que si una persona no quiere hacer el trabajo, no se implica, el problema no es el jefe sino su actitud. Un saludo.