culpable cuando no trabajas

 

Este artículo se lo dedico a una de mis clientas, Mª Cristina, que me escribió el otro día comentándome que le pasaba esto y me dijo «mira, ya tienes una idea para el boletín.» ¡Gracias!

 

Seguro que conoces esa sensación de intranquilidad o culpabilidad cuando tienes algo pendiente y estás descansando, o cuando deberías estar trabajando pero no logras concentrarte, o simplemente en tu tiempo libre.

Esa sensación de: “Debería estar haciendo…” De estar perdiendo el tiempo. Muy común cuando estás muy estresada y a veces aunque no lo estés…

Problema: ni haces lo que se supone que tienes que hacer, ni descansas.

> Puedes escuchar el podcast de este artículo aquí –> Cómo evitar sentirte culpable cuando no estás trabajando

 

Yo he tenido esa sensación muchas veces, sobre todo en mi época científica.

Me sentía mal si no estaba leyendo artículos científicos en mi tiempo libre (hay que decir que influía el que mi marido lo hiciera). No era capaz de desconectar, y el ver a mi marido trabajando hacía que me sintiera aún peor.

 

Hoy en día sabemos de sobra que descansar es imprescindible para ser productiva y eficiente, y no sólo al acabar el trabajo, sino también mientras trabajas. Hacer pequeñas interrupciones es bueno para reponer fuerzas. Sin embargo, que lo sepamos no quiere decir que nos sintamos bien haciendolo, ¿verdad?

Yo al final, lo he logrado, al menos la mayoría de las veces, que ya es suficiente. Al principio intenté convencer a mi marido de que dejara de trabajar porque me hacía sentir culpable. No funcionó. Luego acepté el hecho de que yo no puedo convencer a nadie, es su decisión y, por tanto, tenía que lograrlo yo misma de otra manera. Con el tiempo lo he logrado y lo que me funciona es:

 

1. Ser productiva durante mi jornada de trabajo.

Si procuro tener claros los objetivos del día, sacar trabajo adelante y no distraerme en exceso (porque distraerte te distraeras, es inevitable, así que dejemoslo en que no sea en exceso), luego no me siento culpable cuando descanso el resto del día. Sentirte productiva es importantísimo en muchos aspectos, así que párate a pensar qué necesitas hacer para sentirte productiva.

En mi etapa científica yo me sentía productiva cuando hacía experimentos y no tanto cuando escribía, aunque adelantara mucho. Así que siempre procuraba programarme algún experimento. Cuando cambié al coaching, al principio me costó sentirme productiva porque me paso mucho tiempo delante del ordenador escribiendo o hablando con clientes, y cuando acababa el día no sentía que lo hubiera aprovechado bien. En ese momento, para mi “productivo” era algo manual, así que tuve que replantearme mi concepto de productividad.

¿Qué me dices de ti, cuál es tu concepto de «ser productiva»? Escribir un determinado número de páginas, atender a un determinado número de clientes, acabar con la lista que escribes al comenzar el día,… Piénsalo y así podrás estructurar tus días con actividades que te hagan sentir productiva y eso hará que te sientas menos culpable al descansar.

 

2. Acallar mi monólogo mental.

Como siempre, tendrás la vocecilla (o vozarrón) recordándote que deberías estar haciendo X en vez de sentarte a descansar o irte a dar un paseo. Acallar esa voz no es fácil, pero hay distintas técnicas: imaginar que le bajas el volumen, transformarla en la voz de Mickey Mouse hasta que parezca ridícula, trasladarla a otro sitio de tu cabeza. Ve probando a ver qué te funciona mejor, pero ten en cuenta que hay que practicar. Eso sí, te aseguro que al final lograrás controlar la vocecilla.

 

3. Obligarme a hacerlo y recordarme que me lo merezco y que así estaré más descansada y con más ganas de hacerlo bien después. 

A veces lo que pasa es que deberías estar trabajando pero, por lo que sea, no te concentras y acabas perdiendo el tiempo igual, mirando a las musarañas o entrando en webs no relacionadas con tu trabajo  (te lo dice una apasionada de los blogs de cocina) y sintiéndote fatal por ello. En esos momentos, yo he aprendido a ser paciente conmigo misma, a aceptar que soy humana y que no siempre estoy igual de concentrada y que entonces es mejor dejar de trabajar y hacer algo que me relaje para volver recargada. Al principio, literalmente, me obligaba a descansar, hasta que me fui acostumbrando a hacerlo sin sentirme tan mal.

Me siento mejor también si me pongo un tiempo límite para ese descanso improvisado. Mi conversación interna o justificación sería: «como ahora no voy a hacer nada, quiera o no, porque estoy totalmente desconcentrada, me voy a dar 10 minutos para… (leer, escuchar musica, mirar un blog, ir a por el pan) y vuelvo.» No es perder el tiempo porque no iba a hacer nada igual, es recargar las pilas para no perder más después. Pruébalo a ver cómo te va.

 

Como siempre digo, no es fácil, requiere práctica y repetición, no se te va la culpabilidad de la noche a la mañana, pero cada vez te sentirás mejor.

 

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Comentarios

  1. maria cristina dice

    La verdad es que el saber «desconectar» y «descansar» ha sido un elemento clave para poder seguir adelante con mis proyectos y con mayor energía.
    Lo que más me ha costado ha sido entender que con las pausas muchas veces se rinde mejor después, es decir, «para cortar el árbol más rápido, a veces tengo que dedicarle tiempo a afilar el hacha».

    Muchísimas gracias Aida.

    Mª Cristina.

  2. Alex dice

    Hola. Durante siete años trabajé por mi cuenta, ganando poco pero estaba feliz porque hacía lo que me gustaba. Hoy tomé hace tres meses, obligado por la necesidad de mi familia, un empleo en un departamento de R.H. y me he enfermado de resfriados y gripe tres veces. Me siento culpable por ser tan enfermizo y por tomar días libres por ese virus que se transmitió en la misma oficina. No me gusta estar enfermo y parece que a los demás yo soy un exagerado debilucho.

  3. Cristina dice

    Hola
    Desde niña siempre he sido seria nunca me justo la escuela a la edad de 3años me detectaron dislexia problemas de aprendizaje termine mis estudios gracias a la insistencia de mis padres aunque nunca tuve exelentes calificaciones debido a mi bajo rendimiento casi no realizaba actividades debido a que siempre tenia sueño me costaba dormir temprano en las mañanas siempre tenia mucho sueño en la escuela sufri bulling era de pocos amigos despues de terminar la preparatoria nunca pense que queria estudiar en la universidad siempre he tomado malas decisiones y termine estudiando turismo una carrera que no me gustaba del todo lo unico que me gustaba era que podias viajar me costo terminarla hace 2 años me gradue ahora tengo 26 años desde que conclui la carrera hasta ahora no he tenido experiencia laboral solo tuve trabajos temporales por poco tiempo y no adquiri experiencia suficiente llevo 2 años sin trabajar cuando termine mi carrera no supe que mas hacer nada me gusta no tengo habilidades no aprendi suficiente de lo que estudie ahora me siento inutil solo estoy enserrada en mi casa son pocas las veces que salgo nose que hacer con mi vida nada me motiva he tenido problemas con mis padres debido ami actitud nose como cambiar me siento mal y asfixiada de no poder encontrar una salida.

  4. Akitamayo dice

    Trabajo duro de lunes a viernes y un poco los domingos….descanso los sábados pero me siento culpable de no hacer NADA!! Siento que lograría mas trabajando todos los días, y sé que merezco mi descanso. No he logrado acallar la vocesita

  5. Olivia dice

    Mi problema tiene 3 factores:

    la exigencia (conocida como «la vocecita», que de ahora en más le pondré la voz de Micky Mouse jaja, eso me encantó);

    la salud (problemas neurologicopsíquicos que cuando mi cerebro se sobrecarga/sobrestimula me deja débil y sólo el descanso me permite recuperarme, interrumpiendo mis actividades cada tanto)

    – aceptar mis condiciones de salud actuales

    La verdad, mi situación y circunstancias son poco comunes para la temática de este artículo, sin embargo, aquí estoy.

    Desde mi lugar cuesta aceptar que mi ritmo de trabajo ya no puede ser el de antes. Además de tener que bajarle a la auto-exigencia, también debo frenar la exigencia externa a la que muchos están ya acostumbrados (cómo no si yo también lo estaba). FRENAR antes de comprometerme con cualquier trabajo, evaluar mi estado y ver si podré cumplirlo o lo dejaré para más adelante o (y aquí viene la culpa) tendré que rechazarlo. Por supuesto la culpa también viene por no haberme tenido en cuenta antes de aceptar un trabajo y luego tener que sentirme fatal por comunicar que no podré hacerlo en la fecha acordada. ¡Y todo por no respetar mi nuevo yo/mis nuevas circunstancias!

    Hay que saber renunciar a lo que uno era, a la locura a la que uno muchas veces se deja llevar o cae, siempre y cuando nos esté causando problemas a nosotros mismos. Sino, ¡adelante! Jaja

    Bueno, de este artículo me llevo lo de Micky Mouse jajajajaja me reiré cuando esa vocecita ahora quiera hacerme sentir mal conmigo misma por haber «fallado» a un cliente (que es lo peor ¿no? ¡Pues no! La vida por más que la querramos organizar y hagamos lo imposible por tenerla organizada es de naturaleza imprevisible y nos hace quedar en ridículo con nuestro neuroticismo por intentar controlarla todo el tiempo y quedar como súper personas =P ).

    Gracias por el artículo,
    ¡un cálido saludo!

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