Llegan estas fechas y, como decía una chica en Twitter, casi parece año nuevo, con propósitos y todo, ¿verdad?
Aunque he hablado de conseguir tus objetivos y de diseñarlos bien más de una vez, hoy te voy a dar otra recomendación sobre los objetivos que pospones y pospones y no desaparecen nunca de tu lista.
Esos que cada vez que los lees piensas «esta vez sí, como sea», y que incluso empiezas pero los dejas a medio terminar y te están torturando eternamente.
¿Qué hacer en estos casos?
>> Escucha este artículo aquí –> Qué hacer con los objetivos y metas que nunca cumples
Primero, haz una lista con todas esas metas, propósitos u objetivos que siempre tienes en mente pero que nunca haces (o que empiezas y dejas a medias). Todo lo que se te ocurra, tanto profesional como personal.
A continuación, revisa la lista detenidamente y decide:
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- Cuáles quieres eliminar completamente. Se acabó darles mil vueltas, ya no te los vas a plantear más (lee mi ejemplo con los gimnasios más abajo).
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- Cuáles quieres posponer indefinidamente. Crea una carpeta u otra lista con el título “algún día/quizá” y mete allí los proyectos y objetivos que te gustaría conseguir pero que sabes que ahora mismo no vas a hacer.
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- Procura hacer esto con al menos un 10% de los proyectos que siempre pospones.
Lo que consigues con esto es quitarte de la cabeza cosas que te roban energía, que te preocupan o agobian. Esos proyectos que nada más leerlos ya piensas “buf, si es que tendría que ponerme en serio” y que te hacen sentir fatal.
Con este simple ejercicio lograrás aparcarlos y que no te roben más energía. ¿Por qué? Porque los pospones o eliminas de forma premeditada. Nada que ver con dejar que pase el tiempo poniéndote excusas y sintiéndote mal. Decides conscientemente que ese punto simplemente lo vas a dejar para más adelante, o no.
Lo que no te recomiendo es seguir posponiendo tomar decisiones sobre esas acciones, decide dejarlas para más adelante o eliminarlas completamente, o hacerlas, pero no las dejes colgando…
Un ejemplo típico y real: todos los años me propongo apuntarme a un gimnasio y esta vez sí, ir asiduamente. Cada año o trimestre lo pensaba, me agobiaba, me apuntaba, intentaba ir con una amiga, que estuviera de camino a casa, llevar música, etc. Todas las veces dejaba de ir al cabo de un tiempo y vuelta a empezar. Hasta que un día dije, se acabó, no me voy a plantear ir a un gimnasio, lo dejo, hay que asumir que no me gusta y no quiero, ya encontraré otras formas de hacer ejercicio.
Nada más tomar esa decisión la liberación fue inmensa y ya no me he vuelto a preocupar por eso. Pruébalo tú y me cuentas.
Y otro truquito final, ¿has pensado en la alternativa de hacer una lista de cosas que NO hacer?…
¿Qué te parece? Cuéntame qué objetivo vas a quitar de la lista en los comentarios más abajo : )
hola Aida, como siempre me ha encantado tu artículo, siempre pareces muy cercana y me identifico con tus pre-ocupaciones! Algo he aprendido de tu artículo y en esa línea soplé las velas de mi cumpleaños este 26 de agosto, año nuevo propósitos cumplidos, al menos aspiro a alcanzar esos pequeños retos que me he auto impuesto incluído el del odioso gimnasio… Gracias y un saludo, a comernos Septiembre
Gracias Esperanza y animo con el gimnasio : ))
Hola Aida, gracias por todos tus artículos, en estos momentos mi situación emocional es la que no me ha permitido realizar todos esos objetivos que quiero alcanzar, pero con todas tus ideas estoy segura, que de forma personal y laboral los voy a conseguir. Gracias y recibe un cordial saludo,
HOLA AIDA. UN GUSTO SALUDARTE, REALMENTE MUY PRACTICAS TUS SUGERENCIAS, GRACIAS POR HECHAR LUZ DONDE HACE FALTA, UN SALUDO MUY AFECTUOSO Y MIL GRACIAS.
Saludos Karla y Teresa.
Hola! me ha encantado este articulo. Me vino como anillo al dedo en estos momentos, me hizo ver las cosas desde otra perspectiva, gracias!
Es cierto,uno se engaña pensando que algun dia va a hacer lo que debe hacer pero no quiere y eso es mentirse.Mejor decir basta y mirar otra cosa que si nos interesan.
Gracias por tus palabras.
Maria Cristina.
Hola,
Gracias por tu artículo. Me ha hecho entenderme y no sentirme mal porque hoy mismo estaba renunciando a continuar en un proyecto, al que veía que cada vez, me costaba más dedicarle tiempo, porque realmente no quería hacerlo. Pero no quería defraudar a otra gente, sin escucharme a mí misma. De hecho, estaba empezando a sentir ansiedad cada vez que tenía que ponerme con ello. ¿Puede ser que mi cuerpo llegue a darse cuenta, antes que yo misma conscientemente, de que no quería hacerlo?
Gracias y un saludo!!
Eva
Claro que puede ser Eva, son las pistas que nos da el cuerpo : ) Enhorabuena por ser coherente con lo que quieres.
Hola Aida!
Lo primero, felicitarte por tus artículos. Son muy directos y útiles e implican una acción inmediata que sólo aporta beneficios emocionales. Así me gustan las cosas.
Lo siguiente, agradecerte esas pequeñas pistas que nos aportan nuevas ideas. Esta vez, la «lista de cosas que pospongo» hace tiempo que la tengo hecha y la voy haciendo más pequeña pero esa «lista de cosas que NO hacer» ha sido la revelación de hoy.
Muchas gracias, me has quitado un gran peso de encima 🙂
Un saludo
Mar
Muchas gracias, Mar! Me alegro mucho, a mi también se me quitó un peso de encima cuando lo descubrí : )
Hola,
Es interesante el punto de vista de liberarnos de pendientes y lo que más me gustó es el planteamiento que ¿Qué no voy a hacer? es un reto para decir no a todo eso que nos quita tiempo y energía.
Hace poco hice algo al respecto, regularmente si escucho a alguien quejarse de alguna dificultad, sale la súper amiga, hermana o vecina al rescate, aclaro que no pidieron mi ayuda, pero yo al ver a esa persona preocupada por algo, me apunto sola en la solución de sus pesares. Pues bien, muchas veces salgo regañada por no hacerlo bien o como esperaban, siendo que nunca me pidieron ayuda, me molesta y entristece.
Pues bien, dije basta, si esa persona en dificultades no pide ayuda explicita con todas sus letras y detalles, no volveré a ofrecerme.
Debo confesar que me es difícil detener mi mente y esperar a saber si requieren mi ayuda, soy dadora por naturaleza, pero ha funcionado, no me siento culpable, ni inmerecida, simplemente me dedico a lo mio.
Gracias, es algo para seguir reflexionando en otras áreas.
Saludos desde la Cd. de México.
Qué bien, Leticia! Es que aprender a decir que no en todas las facetas de tu vida es fundamental para muchas cosas, para evitar estrés, ansiedad, acabar haciendo lo que no queremos, resentimiento, ¡de todo un poco!