Soy muy introvertida y tímida. Me gustaría tener una profesión en la que estuviera cómoda y feliz, en la que pueda sentirme bien, con flexibilidad horaria y que creyera que podría hacer igual sin remuneración económica. No me gustan los empleos de cara al público en un ambiente muy cargante.
En esta consulta hay varios temas de los que podría hablar pero voy a centrarme en uno que afecta a muchas personas (y me incluyo en el lote):
¿Cómo decides, cómo eliges profesionalmente si eres tímida o introvertida?
Esta es mi respuesta:
Escucha el audio aquí –> Cómo elegir profesionalmente si eres introvertida y tímida.
Lo eliges igual que si no lo fueras, averiguando qué te gusta y probando.
Y dirás: Pero Aida, ¿para eso escribes esto?
Sí.
Porque yo soy introvertida y tímida. Y vergonzosa. Y algo asocial añadiría. Bueno, soy social pero en petit comité.
Me agotan las multitudes.
Y aun así he probado y he hecho lo que he querido. Fíjate en mi trayectoria: científica, emprendedora y coach, actriz de doblaje. Y eso sólo profesionalmente sin tener en cuenta todas las cosas que he hecho por afición o por aprender.
¿Cómo?
1. Sabiendo lo que quería.
Cuando era pequeña sabía que quería ser científica y que nada me iba a parar. Nada. Ni la vergüenza ni la timidez.
¿Tenía que ir a un congreso e intentar relacionarme? Pues iba. ¿Tenía que hablar en público? Hablaba. Aunque me temblaran las piernas y prefiriera mil veces quedarme en casa.
Sabía que necesitaba eso para ser científica y quería ser científica.
2. Aceptando que mi vergüenza es un lastre para mí (y que de vez en cuando tengo que retarme).
Sé que soy vergonzosa y eso me hace evitar muchas cosas. A la vez, en ocasiones determinadas, me esfuerzo po sacudir un poco esa vergüenza. Me reto.
Por ejemplo, a mí me llevas a un karaoke y me matas en vida.
Aun así me he animado (obligado) un par de veces y he cantado. ¿Me gustó? NO, pero sacudí la vergüenza. Cantar sí me gusta, sin embargo.
El doblaje me encanta y a la vez me daba una vergüenza horrible.
Mis compañeros adoraban poner voces y a mí me decían que pusiera voz de tomate y me moría de vergüenza. Ahora ya lo llevo mejor jajaja (pero si te encuentras conmigo no me pidas que te ponga voces porque me va a dar vergüenza).
Y soy actriz de doblaje.
Me esforcé en seguir a pesar de la vergüenza porque para mí merecía la pena pasar ratos de vergüenza por un placer superior.
Y si viera que me para mucho trabajaría en terapia para quitármela, también lo tengo claro.
Como coach hacer anuncios y tener mi cara en mil sitios, adivina… Sí, me da vergüenza y lo hago igual. A día de hoy no me he muerto (y me sigue dando vergüenza).
Si pudiera hacer lo que hago desde una cueva, quizá lo haría. No se puede. Se puede vivir con algo de vergüenza, eso sí. Y avanzar también.
Quizá no hayas encontrado todavía nada que te inspire a seguir a pesar de la vergüenza. Si es el caso sigue buscando y rétate un poquito en tu día a día y si se te dificulta mucho, ve a un psicólogo que te ayude.
3. Sabiendo que en la mayoría de las ocasiones puedo elegir.
No tengo que hacer todo lo que me da vergüenza. Puedo elegir.
Lo que me apetece probar, lo que considero que merece la pena. También hay veces en las que hay opciones que no requieren que pase vergüenza. No estoy limitada. Hay alternativas.
Por ejemplo, en mi negocio, para atraer clientes hay multitud de opciones posibles, ¿cuál crees que elijo? ¿Ir a eventos de networking como si no hubiera un mañana o elegir opciones online?
Hay cosas que puedes elegir, que son acordes con tu forma de ser. Hay otras en las que tendrás que pasar un ratito malo y para otras puede que quieras ayuda.
Quiero que te quedes con esto:
Puedes ser feliz siendo introvertida y tímida.
Puedes tener un negocio.
Puedes exponerte y ser visible.
Puedes ser actriz. Y, ojo, yo no elegí el doblaje porque me diera vergüenza ser actriz audiovisual y para estar oculta. Lo elegí porque me fascina transmitir con la voz.
Puedes ayudar a miles de personas.
Puedes dar charlas.
Puedes elegir cómo hacer las cosas.
Puedes hacer lo mismo que una persona extrovertida.
Solo tienes que combinar ratos de esfuerzo (porque sí, para ti puede que sea un esfuerzo aunque otros te digan que no es para tanto) con ratos de recarga. Eso es clave.
Después de algún evento o situación con mucha gente yo necesito un día tranquilo, con poca gente. No puedo ir de evento en evento, me agobio muchísimo. Lo acepto, me quiero así y trabajo lo que de verdad me lastra.
Así que decide qué quieres probar. Si te entusiasma no necesitas mas que eso. Merece la pena. Acostúmbrate a retarte un poquito.
Hace poco en una gala de actores y actrices (a la que, por supuesto, ya me costó ir) me dice una amiga: Vamos al photocall.
Yo: Ni muerta.
Ella: Venga, que sí.
Al final nos hicimos una foto en grupo.
También podría no haber ido y no pasa nada. Puedes retarte un poco, puedes hacerlo en grupo, puedes ir con amigas.
Te digo una cosa mi mayor lastre en la vida ha sido la vergüenza, mi sentido del ridículo. Lo voy trabajando poco a poco y no me para en lo que quiero.
Tú también puedes. Y si lo pasas un poco mal, es normal y tienes que estar orgullosa por intentarlo. Te lo dice una experta. Porque sé lo que cuesta.
Mi truco para hacerlo, yo pienso: ¿Lo quiero hacer? Sí, pues hala, no lo pienso más que si no, no lo hago.
Porque como lo pienses mucho, en tres segundos ya tendrás mil razones/excusas/miedos y no lo harás.
Prueba algo y cuéntamelo en los comentarios, lo celebraré contigo porque, créeme, TE ENTIENDO.
Si no quieres perderte ninguno de mis posts y reflexiones que sólo envío por email apúntate aquí abajo.