reinvencion profesional

 

¿Estás pensando en reinventarte profesionalmente pero, por muchas vueltas que le das, no acabas de dar el paso?

Lee entonces estos tres errores que se suelen cometer al hablar de una reinvención profesional para no caigas tú también en ellos y puedas salir del estancamiento cuanto antes.

Aquí los tienes:

 

 

Escucha el audio de este artículo aquí –> ¿Pensando en una reinvención profesional? Evita estos 3 errores.

 

1. Esperar a tener toda la información antes de atreverte.

Es importante tener información por supuesto, pero nunca podrás tenerlo todo claro al 100%. Nunca.

Por tanto, busca la información que necesites y no esperes más.

Cuando yo lancé mi negocio no podia saber si iba a triunfar, si iba a poder vivir de ello, si me iba a gustar, si no me iba a arrepentir.

Y aunque le di mil vueltas y hablé con varias coaches, era imposible saberlo porque para eso tenía que probarlo.

Y no queda otra.

En muchas ocasiones la única forma de validar una idea es dejar de teorizar y probarla.

En muchas ocasiones la única forma de validar una idea es dejar de teorizar y probarla. Clic para tuitear

Porque pensar, teorizar, te hace avanzar hasta cierto punto pero después tienes que probar y comprobarlo por ti misma.

En el ejemplo que acabo de dar de mi cambio profesional para ser coach, yo me apunté primero a una charla gratuita para asegurarme un poco más.

Esto no deja de ser recabar más información pero ya es un paso más que simplemente pensar.

Lo mismo me pasó con la traducción y el doblaje, primero me apunté un mes y como, en ambos casos, me encantó decidí DESPUÉS hacer el curso anual (y con el doblaje ya llevo 4 años, una carrera entera).

Pero no pude saberlo hasta que lo probé. No pude saber que me encanta hasta que lo probé. Pensando acerca de ello podía suponerlo pero no saberlo seguro.

Así que si estás en una situación así, no te queda otra que lanzarte a probar algo.

 

2. Estar demasiado atada al resultado final.

Esto es completamente normal y también me pasaba a mi al principio. Esa sensación de «yo solo me arriesgo si sé que me va a salir bien«.

Pero es que eso no es arriesgarse.

Arriesgarse es hacerlo aunque no estés segura de que va a salir.

Y no es fácil claro, pero en muchos casos es la única forma de salir de la situación en la que estás.

Cuando sabes que tienes que hacerlo, porque lo sabes, que ya has pensado y has decidido y ya no puedes más y tienes que hacerlo, ha llegado el momento de arriesgarse.

Y cuando estás muy atada al resultado es MUY DIFICIL arriesgarse.

Porque en realidad solo quieres hacerlo si estás segura de que va a salir bien y no puedes estar segura.

Pero cuando te des cuenta de que lo importante es arriesgarse, cambiará todo para ti.

Lo importante es que te atrevas a dar el paso independientemente del resultado final.

Obviamente sería perfecto si además te saliera bien. Pero da igual (aunque no de igual).

Da igual porque al arriesgarte te has demostrado a ti misma que puedes hacerlo y eso aumenta la seguridad en ti misma y hace que te comprometas más y que si te toca volver a arriesgarte, te lo tomes de otra manera.

En el momento en que te digas a ti misma, de verdad, «lo importante aquí es hacer algo, arriesgarme, lo que resulte es lo de menos, aunque quiero que salga bien y haré todo lo posible pero lo importante es salir de aquí» habrás dado un gran paso.

El día que decidí lanzarme y montar mi negocio después de meses dándole vueltas no fue porque ya lo tuviera clarísimo, nunca lo llegué a tener claro.

Fue porque ya no podía pensar más y me dije: «bueno, mira, me voy a lanzar y ya está, ya me apañaré si no me funciona» y a partir de ahí empecé a diseñar mi negocio.

Ese es exactamente la clase de impulso que te lleva a cambiar las cosas tanto personal como profesionalmente.

Y esto nos lleva al tercer error.

 

3. Pensar demasiado la decisión.

¿Qué pasa cuando sabes que quieres hacer algo, sabes que sería bueno para ti pero no haces nada?

Te lo digo yo.

Que tu cerebro, que es muy listo, en cuanto ve que dudas decide que entonces debe de ser algo peligroso porque, si no, lo habrías hecho sin dudar, y te llena de inseguridad y miedo para «protegerte» de eso que considera peligroso.

¿Y qué pasa cuando estás segura de algo?

Cuando te dejas llevar por ese impulso que tenemos todos de vez en cuando y que nos hace movernos.

Por ejemplo, cuando dices «tendría que llamar a Carmen porque hace mucho que no hablo con ella» y te levantas y llamas.

O «voy a hacer la comida ya, que en breve vienen los niños» y te levantas y te pones a hacerla.

En ese momento no dudas y como no dudas ni esperas a que te apetezca, tu cerebro no se interpone.

Ahora imagínate que usaras ese mismo impulso para esos cambios más importantes que tú sabes que quieres hacer.

«Bueno, pues ya es hora de llamar a X empresa y preguntar por el puesto de trabajo«. Y descuelgas el teléfono y llamas.

«Ya es hora de apuntarme a hacer Magisterio y así empiezo en septiembre» y abres el ordenador y te matriculas online.

«Ya es hora de poner mi negocio, me a apuntar a un curso que me enseñe cómo conseguir mis primeros clientes» y te apuntas y das el primer paso para tener tu negocio.

Imagínate que fuera así de fácil.

Y tú dirás, ya, claro, pero es que no es así de fácil.

No, porque no quieres.

Pero así es justamente como se cambian las cosas.

Y la cuestión aquí es ¿y cómo puedo yo conseguir controlar esos impulsos, domarlos o que sean más frecuentes?

Para eso te voy a recomendar un libro que estoy leyendo al respecto muy interesante y que merece la pena leer y poner en práctica. Se llama » The 5-second Rule» y lo tienes aquí.

También puedes ver esta charla  o cualquiera de las de la autora, Mel Robbins, donde explica en qué consiste esta regla de los 5 segundos y cómo puedes ponerla en práctica para que, en cuanto tomes una decisión, actúes, en lugar de empezar a dudar y llenarte de miedos.

Ya me contarás si la pruebas qué te parece.

Mientras tanto, acuérdate de que lo importante es arriesgarse.

Que sí, que cuanta más información tengas mucho mejor, pero que va a llegar un momento en el que ya no te aportará nada tener más información y ese es el momento de arriesgarse.

Lo sabrás porque dentro de ti estarás segura de que ya no puedes más, de que tienes que hacer algo.

Y es mejor hacer algo y cambiar más adelante si no funciona que seguir como estás.

Todo esto cuando ya tienes en mente lo que quieres hacer, cuando tienes una o varias opciones rondando la cabeza y te sientes insatisfecha, poco realizada y con ganas de cambiar.

Si en tu caso, ni siquiera sabes qué es lo que te gustaría hacer, te recomiendo mucho apuntarte a «Qué Hacer Cuando No Sabes Qué Hacer» aquí.

Como siempre, me encantará leer tus comentarios : )

email

Y TU, ¿QUE OPINAS? - 10 COMENTARIOS

Comentarios

  1. Ana dice

    Descubro tu blog por casualidad y articulos como este mr estan dando las claves para pasar a la accion en un momento de cambio vital y profesional.Gracias

  2. Daniela dice

    encontre tu pagina por un buscador…hice el test yme dio muy justo…tengo la autoestima por el piso…y por eso creo que lo que me gusta hacer no puedo hacerlo.
    Gracias por tu ayuda

  3. Diana J. Quiñonez dice

    Aida me gustaría que me aconsejaras. Estudie sistemas actualmente estudio negocios digitales y marketing y me gusta, y también estudie canto y también me gusta. Trabajo actualmente de forma autonoma, y tengo varias propuestas de valor para desarrollar emprendimiento con cualquiera de las dos cosas que me gustan. Me aconsejaron hacer un proyecto de marca personal con ambas cosas unidas(Jennice cantante y marketer) , pero también me aconsejan separarlas y no se que hacer :/

    • Aida dice

      Hola Diana, como coach no te puedo aconsejar. Si fuera tu mentora de negocio te diría que pensaras en lo que tú quieres, lo que te haga ilusión para tu negocio y en lo que seas mejor y que averigües si se puede compaginar y si no como puedes tener ambas cosas en tu vida aunque no tengan que darte dinero ambas o estar unidas. Te toca valorar todas las opciones : )

  4. Martín de Argentina dice

    Antes que nada, a mí me apasionan/gustan muchos temas, desde chiquito, y me siguen gustando a día de hoy. Y el tema no es que no sé cuáles son esos temas, sino tener la necesidad de saber si las profesiones que pueden involucrar esas temáticas van a hacerme encontrar con mis anti-valores o no. Dos rápidos ejemplos: profesor de Ciencias Naturales (a lo que me dedico), no, porque, entre muchísimas cosas que no me gustan, es estar con «gente idiota». Rendir examen (el año pasado) para un posible puesto administrativo en el sector judicial, no sé, porque no sé si voy a trabajar con «gente idiota».

    Leyendo otros blogs, y considerando mi deseo actual, diría lo siguiente: VOY a dejar mi trabajo como sea, cueste lo que cueste, 1000000% decidido. Ya está. Eso implica dejar de comer, lisa y llanamente. Entonces, trataré de conseguir un trabajo nuevo dentro del ámbito docente pero no siendo profesor (ser preceptor o ayudante de laboratorio). El sistema para conseguir puestos en el ámbito educativo estatal es BASOFIA pura, por ende, ínfimas posibilidades de conseguir trabajo. No puedo poner en valor lo poco o mucho que sé, pero que me interesa y me gusta hacer. No sé de qué manera hacer que otros probables empleadores se interesen en mí. Tampoco sé exactamente dónde aportaría más valor. Entonces, todo me paraliza. Lo más probable es que a partir de marzo deje de comer y/o beber.

    Otro frente que estoy encarando es el «gran proyecto», «Santo grial» o como quiera llamarlo. Supuestamente se construye a largo plazo. Todo esto encaja perfecto con mi vida ideal, que ya me la recontra sé de memoria, sé en qué tipo de persona quiero transformarme y tengo en mente un sistema de trabajo ideal (algo similar a lo que sería una start-up). He identificado valores, prioridades, necesidades, he hecho distintos ejercicios. Tal vez eso termine convirtiéndose en mi principal o única fuente de ingresos, sería el cielo en la Tierra… pero debido a mis urgencias, es muy remoto pensar que pueda darme dinero en el tiempo que yo espero. Y al no tener recursos monetarios para invertir, hacerlo por mi cuenta o contratar un mentor se vuelve imposible. Obviamente que si encuentro un trabajo que me saque del trabajo donde estoy, empezaría a poner dinero en ello, ¡claro!.

    Esa es mi situación. Muy compleja, por cierto.

    Algo importante que en este artículo no se trata pero sí en otro, es que todo el speech está dirigido a personas que «pueden» pero no «quieren» por miedo al fracaso o a tener que volver hacia atrás y suponerlo un fracaso (una decepción gigante, más bien) -de ello también hablas en otro post-. Y también he leído que has dicho que no hay que lanzarse si uno no tiene donde caerse muerto. Por lo tanto, algunas cosas que se han dicho aquí no son para alguien que esté en mi situación. Es un auténtico círculo vicioso. Es la rueda del hamster. Es estar a un paso de dejar de vivir. Y es peligrosísimo.

    Por eso es tan importante un destello de luz en este momento, y tratar de estar lo más calmo posible.

    Gracias.

    • Aida dice

      Exacto, Martìn, este está enfocado en personas que pueden peor no quieren. Muchas veces quieres pero en ese momento no puedes y toca hacer planes a medio/largo plazo mientras vas tirando. Está claro que dejarlo todo y lanzarse a lo loco no es recomendable si no tienes un buen colchón económico. Yo suelo recomendar compaginar el cambio con un trabajo que pague las facturas, viéndolo como un paso hacia tu libertad no como una esclavitud, porque en ese caso tu mentalidad lo es todo…

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*