Seguro que tienes temporadas en las que estás tan ocupada que casi no puedes ni respirar.
Te pasas el día haciendo mil cosas diferentes, ocupándote de distintos temas y, sin embargo, a veces cuando acaba el día o la semana te das cuenta de que tampoco has hecho nada de otro mundo, que no has sido muy productiva que digamos y te desesperas pensando que si ahora estás así como estarías si tuvieras más clientes o más compromisos.
O la segunda alternativa, que sí que estás muy ocupada y no te da tiempo ni a aburrirte pero que, en realidad, no es el tipo de vida que quieres.
¿Te suena?